Ayer lunes terminó el plazo de entrega de la convocatoria 2017 de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo (AACID), a la que ISF Andalucía concurrimos con dos proyectos. Esta convocatoria consta de cuatro apartados, que serían Educación para el Desarrollo, Cooperación Internacional al Desarrollo, Ayuda Humanitaria y Formación e Investigación. De éstas, ISF concurrimos a las dos primeras.
Han sido unos meses de duro trabajo, en sede y en terreno, del personal contratado y del voluntariado, para concebir las próximas actividades financiadas que ISF Andalucía ejecutaría -de ser concedida la financiación- desde finales de 2017 y durante los próximos dos años.
Hay que entender que las cuatro categorías responden a diferentes estrategias de cooperación -en sentido amplio del término-, aunque suelen ser las intervenciones en los países del sur las que estrictamente se enmarcan bajo este concepto, mientras que el trabajo en el norte se suele incluir en Educación para el Desarrollo. No obstante, no se trata de categorías estancas. Los proyectos de cooperación en el sur abarcan también estrategias de educación, investigación, e incidencia política. Y lo mismo es aplicable a los proyectos norte.
Hacia una sociedad andaluza crítica, poniendo la vida en el centro
Bajo el nombre “Hacia un cambio de hábitos y valores mediante un consumo responsable y crítico de la sociedad andaluza”, se enmarca un elaborado proyecto que pretende contribuir a largo plazo a la construcción de una ciudadanía global, responsable y con conciencia crítica en Andalucía, poniendo en el centro el cuidado de la vida.
La estrategia es promover un cambio de hábitos y valores en torno a un consumo crítico y responsable, transversalizando en cada actividad el enfoque de género y el enfoque basado en derechos humanos. Y al hablar de cada actividad, se incluyen las que atañen al trabajo cotidiano de la organización, tareas de gestión, logística, difusión, y por supuesto la ejecución en sí de las actividades -pues no hay manera de ofrecer estos enfoques hacia afuera cuando no se incorporan en el hacer de cada día-. Esto se materializa en diferentes líneas de trabajo.
La primera de ellas es la sensibilización en consumo crítico y responsable, mostrando las interdependencias norte-sur. En esta línea cabe destacar la “Escuela de Activistas”, una idea ya desarrollada en otras ISF, en la que se trasciende la mera sensibilización para otorgar una perspectiva de incidencia política a todos los temas tratados. Porque una sociedad crítica es también una sociedad con herramientas y capacidad para la movilización en defensa de los Derechos Humanos, cuando éstos no se cumplen, tal y como se recoge en la declaración universal:
“…que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión…”
En esta misma línea se realizarán los ya tradicionales “Ciclos de cine crítico”. Y también con base en lo anterior, se fomentará el trabajo en red con otras entidades y plataformas afines, promoviendo la movilización social y la incidencia política.
Otra línea importante es el acercamiento de iniciativas de producción y consumo crítico a la población. Además de los habituales talleres, se elaborará un catálogo de iniciativas de producción locales, y se realizarán visitas a las explotaciones. Y como en todas las actividades de este proyecto que incluyen directamente a la población destinataria, se consensuarán horarios y se tratará de establecer estrategias adecuadas a todas las situaciones -maternidad, crianza, dependencia, diversidad funcional, etc.-.
Por último, dos cuestiones transversales al proyecto -el género, ya mencionado, y la comunicación- cobran también protagonismo y tienen dedicado, a su vez sendos ejes centrales. El género cobra protagonismo con la realización de un curso semipresencial sobre transversalización de género en proyectos, organizaciones y presupuestos. Y la comunicación, enfocada hacia la transformación social, tiene su espacio central también con talleres, así como actividades de fortalecimiento como el diagnóstico de las herramientas actuales y la elaboración de un plan de comunicación.
El derecho de las mujeres dominicanas a una vida libre de violencias
Elías Piña, la provincia más pobre de República Dominicana, limítrofe con Haití, es el marco geográfico de la intervención denominada “Fortalecimiento de las capacidades de la sociedad civil para incidir en la planificación y ejecución de políticas públicas en el marco del derecho a las mujeres de una vida libre de violencias en el Llano, República Dominicana”
El proyecto supone un apoyo al ejercicio de la democracia y las diversas formas de participación, con énfasis en la Federación de Mujeres Campesinas de el Llano (FEMUCALLA). Se trata de fortalecer las capacidades de la organización para la lucha por el respeto a los Derechos Humanos, dotando a la población de habilidades y capacidades para fomentar su participación política y empoderamiento a nivel municipal, y su integración en los espacios de decisión, con especial atención al empoderamiento de las mujeres. Este empoderamiento se basará en la promoción de: 1) el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias; 2) los derechos sexuales y reproductivos; y 3) el reconocimiento social del cuidado.
Se trata de una propuesta que nos aleja aún más si cabe de la concepción de los proyectos en el sur de “meras obras de ingeniería”, pues sólo una pequeña parte del proyecto está encaminada a mejorar infraestructuras, y al abordar esta mejora se han tenido en cuenta cuestiones relacionadas con el desarrollo de la vida, pues se ahonda en la seguridad y la dotación de espacios para niños y niñas de la escuela de formación.
La propuesta continua el proceso de fortalecimiento de FEMUCALLA iniciado por ISF en 2011 y a la estrategia de incidencia política de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas (CONAMUCA) a la que pertenece FEMUCALLA.
Enhorabuena por el currazo para sacar estos dos proyectos. Esperemos que los concedan.