La pandemia global y la situación de confinamiento en casa evidencian mas claramente que nunca las fisuras de este sistema, así como la urgencia de reconducirlo hacia lógicas que coloquen las personas y el cuidado de la vida en el centro. En esa línea hoy, 22 de marzo, Día Mundial del Agua, ISF Andalucía denuncia el uso lucrativo del agua, y su tratamiento como mercancía. Y reclama el acceso universal a fuentes de agua potable e infraestructuras de saneamiento adecuadas.
En plena pandemia global, Ingeniería Sin Fronteras Andalucía denuncia con más contundencia que nunca la mercantilización y el uso lucrativo del agua en todas sus formas: el agua envasada, el uso indiscriminado e irresponsable en los procesos productivos, y la privatización del suministro. Igualmente, reclama una gestión pública, transparente y participativa de todos los recursos hídricos y en todos los niveles, e insta a todas las administraciones y gobiernos a asumir sus competencias y responsabilidades para garantizar un acceso a agua y saneamiento universal.
Este acceso es de vital importancia para la salud. Un agua contaminada o de baja calidad es fuente de enfermedades ya sea por niveles de ingesta deficientes, por contener microorganimos o parásitos, por proliferación de vectores de transmisión (como moscas y mosquitos), o por higiene personal inadecuada.
Además el agua está presente en todos los procesos sanitarios, preventivos o paliativos, en situaciones de normalidad o de emergencia. Es disolvente universal para medicamentos, detergentes, desinfectantes, etc. Sin un acceso a agua adecuado hoy no podríamos desinfectar las calles ni las superficies, lavarnos las manos como se nos requiere, tener acceso a los geles hidroalcohólicos, limpiar las mascarillas o mantener espacios asépticos en los hospitales.
En la línea de lo anterior, está por ver como afectará esta pandemia en zonas desfavorecidas y empobrecidas, o a grupos poblacionales en situación de exclusión social. En estos casos estos procesos no serán posibles total o parcialmente: no olvidemos que alrededor de 800 millones de personas no tienen acceso básico a agua, alrededor de 2000 millones no tienen acceso a saneamiento básico, y alrededor de 3000 millones no pueden desarrollar una higiene básica personal.
Queremos llamar la atención también sobre un hecho que la situación actual de pandemia y consiguiente confinamiento y reducción de las libertades esta poniendo en evidencia: todo sistema económico-financiero o modelo de vida esta sometido a los límites de la vida y a los ecosistemas. Y en consecuencia, habrá de desarrollarse en el marco del respeto a los mismos. La vida, los recursos naturales (y por tanto el agua) no son mercancía sometida a los mercados, son la base sin la que nada ni nadie podemos funcionar.
Por tanto, una vez más, invitamos a la reflexión y a un cambio de modelo de vida. De otro modo, este no será más que el primero de muchos colapsos, que provocarán crisis y situaciones de desprotección social y personal, y pondrán en riesgo la vida de quienes son más vulnerables, y nuestra supervivencia como especie.
Foto de portada cortesía de Jamie Street en Unsplash
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