Foto portada: Patio de butacas de la Sala Vimcorsa antes de la proyección, en la que se aprecia que ésta estaba prácticamente llena
El pasado domingo 28 compartimos con Cine Cercano la proyección y el posterior debate en torno a la película “También la lluvia”. La proyección, que tuvo lugar en la sala Vimcorsa, inauguró el ciclo “Miradas de cine sobre el agua”, una iniciativa de Cine Cercano de la que también participan las empresas municipales EMACSA y Vimcorsa.
Una vez más volvimos a trasladar a la ciudadanía de Córdoba nuestro ideario de agua: Se trata de un elemento imprescindible para la vida de las personas, de todas las especies que habitan el planeta, y por extensión de los ecosistemas. Por tanto, ha de ser tratada como tal, y no como una mercancía o un bien de mercado. Y ha de gestionarse de forma participativa, siempre en pos de garantizar y universalizar el acceso a la misma y a unos servicios básicos de saneamiento. Esto, que parece algo obvio, no lo es tanto. A lo largo y ancho del planeta el agua es puesta al servicio de las multinacionales y los mercados.
Y para llamar la atención sobre esto, que mejor herramienta que el cine. Un cine de calidad, de autora, y sin tener que desplazarse en coche a los inhóspitos polígonos industriales. Porque en Córdoba, al cine también se puede ir andando, y Cine Cercano lleva reivindicando este modelo desde 2013.
Si sumamos derecho humano al agua y cine, el resultado no anda muy lejos de esta “También la lluvia”, firmada y filmada por Iciar Bollaín en 2010. Una película que se remonta diez años atrás para situar la Guerra del Agua de Cochabamba como trasfondo. Esta revuelta popular ocurrida entre enero y abril de 2000 tuvo como detonante la privatización del abastecimiento del agua potable, supuestamente municipal pero que en según que zonas había sido garantizada a través de trabajo comunitario, en todo un ejemplo de autogestión popular. Ya entrando en la ficción, un equipo de rodaje llega a Bolivia, justo antes de que estalle el conflicto, para rodar un film que denuncia las atrocidades perpetradas durante la conquista de América. Un choque norte – sur en tres niveles: el de la propia conquista, el del equipo de rodaje en relación a la población indígena, y el de las multinacionales Bechtel y Abengoa (concesionarias del servicio de agua) frente a la gestión popular y empoderada del agua en Cochabamba.
Para poner la guinda a este acto conjunto, una invitada de honor, el agua del grifo, que nos acompañó en la mesa, contenida en la ya conocida botella de agua de Córdoba. Ha llovido, nunca mejor dicho, desde aquel 2012, cuando desde ISF llevamos a cabo la primera actividad sobre agua en Córdoba: “Desafíos de hoy, retos del mañana”, unas jornadas en las que Gadi Amat venía desde Costa Rica a contarnos como Riu (cadena hotelera española) trataba de construir en Guanacaste un lujoso complejo hotelero destruyendo un manglar. Al final el hotel se construyó, y es que los caprichos del norte, como en la película, allí en el sur siempre le salen muy caros: un manglar, una pierna, una vida… desde aquel “descubrimiento” nuestro, seguimos cambiándoles oro por espejitos. ¿Que decía? Ah, si, la botella, que bien se ve, tan clara, tan pura, tan cristalina… el agua del grifo, tan “vulgar”, vale una vida, todas las vidas, la vida. Sin el agua morimos, enfermamos y la carga de cuidados sube. Cuando no lo paga Latinoamérica, África o la Asia empobrecida, lo pagan las mujeres.
¿Que cómo fue el acto? Bien, muy bien, pero me quedo con la película. Al final, ya casi cuando acaba, nos enseña como mirar una botella de agua. No las de plástico con etiqueta, sino las que llenamos con nuestras manos. Y nos acaricia el imaginario, nos da ideas y símbolos que recordar cuando estamos desayunando en una cafetería y nos ponen una botella de plástico de la marca de turno. -“No, no la quiero”. -“¡Pero si es gratis!”. No lo es. En Cochambamba, a Victor Hugo Daza, le costó la vida a sus 17 años; en Guanacaste les costó su manglar, hoy irrecuperable. Y en la isla de Fiji les cuesta el acceso a agua y saneamiento a más de la mitad de la población autoctona, mientras el agua que emana de su volcan se vende en los países del norte opulento a precios desproporcionados. El agua es nuestra, de los seres vivos, y no de las multinacionales.
Aprende más sobre agua con el díptico “El ciclo sumergido del agua”
0 comentarios